La calle del León, en Madrid (España), debe su nombre a un indio que trajo un león para exhibirlo a cuanto transeúnte curioso quisiera verlo, previo pago de dos maravedís[1]. Había otra calle que se llamaba de los Leones, porque igual unos extranjeros tenían en exhibición no uno sino dos leones; aunque hizo fama por la desafortunada muerte de un fraile franciscano; quien se puso a jugar con una de las fieras usando el cordel de su sotana, con tan mala suerte que la fiera atrapo con sus fauces el cordel y halo con potente fuerza que estrello al pobre fraile contra los barrotes con letal resultado[2].
En esa vía existía el “mentidero de los artistas”, en el siglo XVII un mentidero era un lugar donde se reunían las personas para conversar de los tópicos de interés, en el mentidero de la calle del León, se reunían algunos artistas del momento. En esa calle uno de sus vecinos más ilustres sería el célebre Miguel de Cervantes[3], autor del inmortal Don Quijote, quien en la década de 1610 según uno de sus biógrafos habitaba la casa número 22.
En la calle del León, en las casas de una tal Isabel de Elia también vivía María de Cambranes[4] quien nunca seria famosa, pero es personaje de estas líneas, en 1599, ella solicitaba licencia para regresar a la provincia de Honduras, específicamente a la ciudad de Comayagua, la peticionaria desde muy niña moraba con su tía, María del Castillo.
Para ser concedida una licencia de viaje a las Indias era necesario una rigurosa investigación sobre el viajante, interesaba su calidad de castellano y cristiano viejo, que no tuviera una pizca de sangre mora ni judía y dar cuenta de las razones del mismo, tal procedimiento era igual de riguroso con las mujeres. La solicitud de María de Cambranes requirió de testigos que dieron cuenta de la vida y figura de la futura viajera.
No parecía ser algo baladí una petición de esas, la de María de Cambranes se presento ante el licenciado, Arce de Otalora, funcionario del “Consejo de su Majestad y alcalde de su casa y Corte” y quien la promovía era el escribano y procurador de numero en ella, Gaspar de la Esquina; este se encargo de presentar los testigos; uno de ellos fue Hernando de Matute; vecino de Trujillo en Honduras, quien pernoctaba en las casas de la condesa de Lemos en la calle del Prado, siempre en Madrid, la calle del Prado conectaba a la del León.
Luego de los juramentos y presentaciones de rigor, el testigo Matute declaro:
que conoce a la dicha Maria de Cambranes dende su niñez a esta parte y sabe que este testigo ques vezina y natural de la dicha ciudad de Comayagua porque la bio muchas bezes en la dicha ciudad con su madre y hermanos y ansi mismo save este testigo que la dicha Maria de Cambranes passo a estos reynos de Castilla abra catorza o quinze años poco mas o menos y este testigo la a bisto y ablado con ella en esta corte algunas bezes y quando bino de la dicha provincia a estos reinos de Castilla dirigida a doña Maria del Castillo residente en esta corte seria de hedad de nueve años poco mas o menos y abra que bino quinze o diez y seis años como tiene dicho y al presente sera de hedad demas de veinte y quatro años este testigo conoce por bienes suyos en la dicha ciudad unas casas que las dexo su madre al tiempo de su fin y muerte y los dichos sus hermanos la an ynbiado a llamar[5].
María del Castillo, tía de la solicitante, afirmo que a María de Cambranes se la había enviado desde Honduras la madre de ella llamada María Álvarez para que la “tuviese y criase”, la tía informo que los hermanos y un tío de la Cambranes la habían mandado a llamar por cartas, y que en Comayagua su sobrina tenia casas y otros bienes[6], y sugiere que ella por su pobreza ya no la podía sustentar.
Es de suponer que María del Castillo era una “solterona” de esas de antaño, a quien se le confió la niña para que la acompañase y que la pupila se criase en un ambiente más favorable, que la de una ciudad que apenas empezaba a parecer algo mas que aldea a un lado del camino en el valle de Comayagua.
Otra testigo, una doña María de Cartagena (todas parecían llamarse María) también residente en la calle del León, que se reputaba como vecina y natural de la provincia de Honduras, en este punto de la narración conviene preguntarse qué hacían en Madrid varios personajes que se presentaban como vecinos y naturales de Honduras.
María Cartagena asevero “que vio que de niña María de Cambranes se embarcó en Trujillo para venir a España[7]” y sabía que su madre le había dejado en herencia, casas y otros bienes; en Madrid comento que la peticionaria pasaba mucha pobreza con su tía[8].
Parece según el documento que la petición le fue favorable, el siguiente paso seria realizar las gestiones en la Casa de la Contratación de Sevilla y contratar pasaje en una de las naos que regularmente partían hacia Honduras.
María de Cambranes de apenas 24 años iba a regresar a una ciudad que había dejado muy niña y que en aquel momento no sumaba ni cincuenta años de fundada, no era buen lugar para comenzar una vida prometedora, no obstante, ella por lo menos les esperaba una modesta herencia que le procurarían una vida mejor que la que pasaba en Madrid, en la calle del León…
El cronista, Juan López de Velasco (1534-1598) al que bien pudo haber conocido María de Cambranes, a su muerte dejo un texto que sería publicado mucho tiempo después con el título de “Geografía y Descripción Universal de las Indias”, de la provincia de Honduras, López de Velasco, escribió en su texto que la mayor parte es de “serranía de sierras muy altas” expresando que es más caliente que fría por la costa y dentro de la tierra por Gracias a Dios y Comayagua, es más fría que caliente[9], no se olvida de anotar los ríos caudalosos y los valles donde se criaba ganado mayor y menor y se cultivaban “trigo, maíz, ají, miel, frisoles y otras frutas de la tierra y de España” y por supuesto no deja de nombrar que hay minas de oro y plata[10].
Velasco, no se cuida de los estereotipos ni importaba mucho por aquellos días, pues indicaba que los indios son: mentirosos, noveleros, haraganes[11]. Los caminos de Honduras cuenta que son ásperos porque la tierra es montañosa. La provincia ilustra Velasco se proveía del comercio a través de Puerto Caballos y de Guatemala por tierra.
A Comayagua, donde María de Cambranes planeaba regresar, Velasco la describe en los siguientes términos: la ciudad de “Valladolid o en lengua de indios Comayagua” contaba con cien vecinos españoles y que en su jurisdicción había 56 pueblos de indios con alrededor de 2600 tributarios en ella reside el obispado el cual se trasladó de Trujillo por ser aquel lugar de ambiente malsano y a merced de ataques de piratas y corsarios[12].
López de Velasco deja constancia que la ciudad la fundo Alonso de Cáceres[13] (1537), aunque incurre en el error de decir que fue por encargo de Pedro de Alvarado cuando en realidad lo hizo por orden de Francisco de Montejo.
Una somera descripción de la geografía de Comayagua por parte de Velasco menciona que la población tiene asiento en un llano entre dos ríos el Humuya y el Rio Chiquito, de buena agua y del que se saca buen pescado y se surte la ciudad (del rio Chiquito) las casas son de adobes y tejas, en las riberas de los ríos hay muchos y buenos molinos y el suelo cielo y temple de la comarca es muy bueno claro y sano y la tierra muy fértil donde se producía trigo, maíz y se criaban ganado que resultaba muy sano[14].
López de Velasco si bien no vino a América fue uno de los funcionarios reales mejor informados de su tiempo por lo que su texto puede considerarse fidedigno.
En 1590, al ingeniero Juan Bautista Antonelli, de la notable familia de los Antonelli, hábiles constructores de origen italiano, que sirvieron a la corona española entre los siglos XVI-XVII, le fue encomendado realizar un estudio sobre la factibilidad de tirar un camino a través de Honduras por la depresión transversal del territorio y prolongarlo hasta Puerto Caballos[15]; con la mira de que el comercio que se hacía a través de Panamá para Suramérica se realizara a través de Honduras.
Comayagua, afirma Antonelli, es ciudad y cabeza de obispado donde reside el gobernador, tiene dos conventos uno de franciscanos y otra de mercedarios y como cien vecinos españoles, es un valle sano escribe, y no “ay demasiado calor ni participa de temblores” como las provincias vecinas. El valle donde se asentaba expresa tiene siete leguas de largo y tres de ancho, esta cercada de montes no demasiado altos de muchos pinos, robles, cedros y árboles que dan bálsamo y aceite de liquidámbar, se producía maíz, trigo, legumbres entre otros.
Continua describiendo la comarca el italiano explicando que cerca de la población pasa un rio de muy buena agua que podría meterse y hacer fuentes, cerca de la misma registra una cantera de buena piedra para la construcción y maderas en abundancia.
En las cercanías de Comayagua sigue narrando Antonelli, hay una mina de cobre, ideal para fundición de artillería y agrega que existen minas de salitre y azufre para producir pólvora.
A 16 leguas de Comayagua menciona que estaban las minas de Guasucaran que se trabajaban con 200 peones entre indios y negros, enumera dos ingenios de agua y cuatro de sangre. Y a tres leguas de esta menciona las de Tegucigalpa las que se trabajan en ese momento con 90 peones, donde se consignan dos ingenios de agua y tres de sangre para moler los metales.
Las cantidades de ganado del valle de Comayagua y alrededores según describe Antonelli, nos parecen elevadas para unas pocas décadas desde la conquista y fundación de la ciudad: 30 mil cabezas, aun con todo y que el clima y vegetación propiciara el milagro de la reproducción de los rebaños. Del ganado mular aseguraba que se podrían sacar 600 mulas cada año, para acarrear las mercaderías que transitarían por la provincia según proyecciones del ingeniero. Conviene agregar que 431 años después del paso del ingeniero Antonelli el camino no acaba de construirse…
Omar Valladares
16/5/2021
[1] Fernández de los Ríos Ángel. GUIA DE MADRID: MANUAL DEL MADRILEÑO Y DEL FORASTERO. Madrid 1876, p.102 disponible en http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000244371&page=1
[2] Ibid.
[3] Ibid.
[4] AGI. Maria de Cambranes, INDIFERENTE,2069, N.121 disponible en http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/show/440514?nm
[5]Ibid. p.5
[6] Ibid. p.6
[7] Ibid.
[8] Ibid. p.7
[9] Lopez de Velasco Juan. GEOGRAFIA Y DESCRIPCION UNIVERSAL DE LAS INDIAS. Madrid, Ediciones Atlas. 1971 p.155-160
[10] Ibid.
[11] Ibid.
[12] Ibid.
[13] ibid
[14] Ibid
[15] AGI. Descripción de Puerto Caballos, Bahía de Fonseca, etc. disponible en: http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/125186?nm